Somos animales de costumbres.
Lo que me pide el cuerpo hoy es hablar de los acontecimientos que nos rodean. Porque está el panorama nacional cojonudo. Pero por un lado me niego a hablar de política y por otro me entra un complejo, que me siento el más tonto de España porque resulta que la mujer de Bárcenas no sabía nada, la de Urdangarín tampoco sabía nada, la de Sepúlveda ni idea y la de Julián Muñoz sólo veía bolsas… pero la mía se entera de todo, leche.
Así que relajémonos y centremos el pensamiento en nuestro objetivo.
Pensad en un día normal de vuestra vida. Si os fijáis, casi todos los días hacemos las mismas cosas y nos suele dar pereza hacer las cosas que se nos escapan del día a día (como enviar los saldos, por ejemplo). Y es que esa rutina para bien o para mal, nos da seguridad y aunque creamos lo contrario, nos aporta felicidad. Sobre todo nos aporta felicidad el romper con ella. El famoso “desconectar”.
Mi misión desde La Presilla no es acabar con vuestra rutina diaria, sino transformarla. La idea es que cambiéis de hábitos. Que los fines de semana empiecen los viernes en la playa, que los lunes sea golf, los martes pádel, los miércoles unas compritas y los jueves para “desconectar”, nos acerquemos al trabajo a ver cómo va todo.
Y para eso utilizaré la única arma que conozco: esta participación
Y a pesar del título, intentaré que no pase lo de costumbre.
Hablando de eso, yo no sé vosotros, pero a mí hay gestos rutinarios que me cuesta un montón desprenderme de ellos. Por ejemplo, cada vez que salgo del parking de El Corte Inglés de enchufo a la puerta con el mando a distancia. No sé, quizá sea mi cociente intelectual, que no da para más.
Dicho esto, voy a empezar a romper moldes desde ya. En esta ocasión en vez de desearos feliz fin de semana, os voy a desear feliz año nuevo (chino).
LA PRESILLA
89 años vendiendo por necesidad
y dando premios por obligación.
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