sábado, 22 de julio de 2017

Sem. 19 Timidez

Buenos días.

Se acerca ese día crítico en el que me da mucha vergüenza ponerme en contacto con vosotros, porque os tendré que pedir pasta (en vez de dárosla). Pero debo insistir, porque la vergüenza a veces, cambia la vida a las personas. Este es el caso de Roy Raymond.

Un hombre enamorado de su mujer hasta las trancas, pero al que su timidez le impedía entrar en las tiendas de lencería (las corseterías de la época) para regalarle algún conjuntito un poco subido de tono. En cuanto fijaba su mirada en alguna prenda que se salía un poco de lo convencional, recibía la mirada inquisitiva de clientas e incluso dependientas, y se sentía como un auténtico pervertido sexual.

Tengo que reconocer que cuando mi mujer me pide/obliga a que le espere en el pasillo de los probadores para ir cogiéndole la ropa o para acercarme a por otra talla, sobre todo cuando los probadores tienen cortina en vez de puerta, me siento igual que Roy. Mis ojos van del pie izquierdo al pie derecho para que nadie piense que estoy tratando de escudriñar por las rendijillas. Vamos, que conozco perfectamente como se sentía el pobre hombre, y más en los años 60.

El caso es que como Mr. Raymond era experto en publicidad y no renunciaba a vivir fantasías sexuales con su mujer, reunió 8.000 dólares (entre créditos y familiares) y decidió crear su propia boutique de lencería, alejada del agobio de los grandes almacenes y donde la compra de ropa interior fina y sexy no fuera vista bajo una óptica errónea. Era una tienda de lencería femenina, pero enfocada al consumo de una clientela masculina. ¿El nombre de la tienda? Victoria´s Secret, en Palo Alto, California. Lo de la localidad parece un chiste fácil, pero no lo es. Simplemente es así.

La cosa fue prosperando. Abrió otra tienda, y luego otra... hasta que se cansó. Parece que le gustaba más innovar que prosperar. Así que decidió vender la empresa para buscar nuevos retos. Se la vendió a Leslie Wexler, propietario de The Limited.

Por eso os decía que me da vergüenza pediros pasta para regularizar vuestro saldo, pero que no me daría ningún corte deciros que os tengo que hacer un talón por 750.000€, que es a lo que tocaríamos cada uno con una de estas...


El resto de la historia de Raymond no mola tanto. Nada de lo que intentó, le salió bien y vio cómo la  firma Victoria´s Secrete crecía hasta alcanzar 600 tiendas y facturar 1000 millones de dólares. El pobre Roy, sumido en una gran depresión, acabó lanzándose al vacío desde el Golden Gate.


Víctor M. de Francisco
LA PRESILLA
El día que envíe los saldos, a más
de uno le voy a dejar en bragas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario